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La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica no transmisible que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según datos del 2024 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a 50 millones de personas, con 5 millones de nuevos diagnósticos cada año. Se estima que el 70% de los pacientes podrían vivir sin convulsiones con un diagnóstico y tratamiento adecuado. Además, las personas con epilepsia tienen un riesgo de muerte prematura hasta tres veces mayor que la población general.
¿Qué es la epilepsia y por qué ocurren las crisis?
La epilepsia se caracteriza por convulsiones recurrentes, que son episodios breves de movimiento involuntario que pueden involucrar una parte o todo el cuerpo y en ocasiones se acompañan de pérdida de conciencia y control de la función intestinal o vesical.
Las convulsiones pueden ir desde episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares hasta convulsiones prolongadas y graves.
Algunas de las causas de la epilepsia incluyen:
- Accidentes cerebrovasculares.
- Enfermedades degenerativas como demencias, por ejemplo, mal de Alzheimer.
- Lesiones cerebrales que ocurren durante o cerca del momento del nacimiento.
- Trastornos congénitos del metabolismo.
- Malformaciones vasculares.
- Consumo de sustancias tóxicas como el alcohol o drogas.
- Lesiones post traumáticas o lesiones pos infecciosas.
¿Cuándo llamar a un médico?
Es importante saber que la mayoría de las personas con epilepsia, cuando sufren una crisis, por lo regular, se recuperan de manera espontánea, pero hay situaciones en las que es fundamental buscar ayuda médica si:
- La crisis dura más de 5 minutos.
- No hay certeza de que la persona ya era epiléptica.
- Habiendo una recuperación lenta, se presente una segunda crisis o se dificulte la respiración después de la convulsión.
- Las mujeres están embarazadas y cuentan con identificación de alguna otra alteración o enfermedad importante.
- Hay signos de daño en cualquier parte del cuerpo o en la cabeza
- La persona tiene diabetes.
- La persona tiene fiebre alta.
¿Cómo actuar ante una crisis epiléptica?
Crisis generalizadas
- Mantené la calma. Si la persona con epilepsia siente que la crisis es inminente, es posible que puedas ayudarla a que no caiga al suelo.
- No trates de contener a la persona o sus movimientos. Poné algo plano y suave bajo su cabeza.
- De ser posible, tomá el tiempo de la convulsión.
- Quitá del área los objetos duros o peligrosos, para evitar que la persona se golpee o dañe.
- Si la persona que sufre la crisis usa anteojos, quitáselos. Aflojale la ropa que lleve alrededor del cuello y la cabeza.
- Poné a la persona de costado para facilitar la respiración y mantener las vías aéreas libres y que la saliva pueda caer de su boca.
- No trates de forzarla para abrir la boca, ni pongas ningún objeto duro, ya que podría ahogarse o hacerse daño.
- No intentes dar respiración artificial, excepto que la persona dejara de respirar al término de la crisis.
- Permanecé con la persona hasta que la crisis haya terminado naturalmente, asegurándote de que vuelva la conciencia.
- Cuando la persona recupere la conciencia y la crisis haya terminado, ayudala a encontrar un lugar para descansar y recuperar su orientación.
- Ofrecele ayuda para que pueda volver a su casa, si no es capaz de hacerlo por sí misma, llamá a un familiar o amigo.
Crisis no convulsivas
En las crisis de ausencia o de desconexión, la persona puede quedarse mirando fijamente o actuar de manera desorientada.
- Observá la situación y explicá a los demás que está ocurriendo.
- Hablale con calma. Usá un tono amigable y tranquilo.
- Evitá que se lastime. Alejala de peligros sin forzarla.
- Acompañala hasta que vuelva en sí. Ofrecele ayuda si la necesita.
Saber actuar ante una crisis epiléptica puede hacer una gran diferencia. Con información y empatía, podemos contribuir a la seguridad y bienestar de quienes conviven con esta condición.