La tristeza y la depresión suelen confundirse, pero son muy distintas. La tristeza es una emoción básica que todos vivimos en momentos difíciles y, aunque duele, es pasajera. Como toda emoción, cumple una función necesaria: nos ayuda a adaptarnos, favorece el auto-examen, la reflexión y el análisis necesarios después de una pérdida o un fracaso; y puede procurarnos ayuda de personas cercanas.
La depresión, en cambio, es un estado mucho más profundo que afecta de forma significativa la vida diaria. Un episodio depresivo es distinto de las variaciones habituales del estado de ánimo, abarca la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas, que necesita tratamiento profesional.
La serotonina es un neurotransmisor, es decir, una sustancia química del sistema nervioso central que las neuronas usan para comunicarse entre sí.
⚠️ No hay que minimizar la depresión pensando que es solo una tristeza prolongada. Mientras que la tristeza es una parte normal de la vida, la depresión es una enfermedad que requiere atención profesional y para la que existen tratamientos eficaces.
Aprender a diferenciarlas ¡es clave! para poder actuar a tiempo, así como también poder ayudar a un familiar o amigo que puede estar transitándolo.